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2/9/25, 00:00

Desafiando las resistencias de crucíferas

Las malezas crucíferas fueron las protagonistas de una nueva Jornada testimonial de la REM. Se repasó cómo reconocerlas, sus resistencias, y un ensayo con un mensaje claro: diversificar prácticas es la clave para tenerlas bajo control.

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Con más de un centenar de asistentes entre productores, asesores, referentes de empresas y especialistas, la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) lideró junto a la  Regional Coronel Suárez una nueva Jornada Testimonial. 

En esta oportunidad, el foco fueron las malezas crucíferas, que en los últimos años se han convertido en uno de los principales desafíos para el centro y sur bonaerense. 

Entre ellas, el nabo (Brassica rapa), el nabón (Raphanus sativus), el nabillo (Hirschfeldia incana), la mostacilla (Rapistrum rugosum) y la colza o canola (Brassica napus) se destacan por su amplia ventana de emergencia, su elevada producción de semillas y su extraordinaria capacidad de adaptación.

A este escenario se suma un problema mayor: las resistencias a diferentes modos de acción herbicida muy utilizados. Lo que comenzó con el casos de resistencias a glifosato y ALS, rápidamente se le sumó 2,4-D y, más recientemente, flurocloridona. Este último hallazgo, confirmado en 2025, representa el primer caso mundial de Brassica rapa resistente a este activo, muy utilizado en diferentes cultivos.


Las crucíferas resistentes copan la Provincia de Buenos Aires

Los mapas de presencia y abundancia de REM, muestran la expansión territorial del problema en las últimas campañas. Los biotipos resistentes de crucíferas, en conjunto con el raigrás, pasaron a dominar el área bonaerense, consolidando un escenario que obliga a repensar estrategias. 

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Imagen 1: Presencia 2025 Nabos Resistentes a: Glifosato, a ALS y a 2,4-D. Fuente: Mapas presencia Nabos RG Mapas presencia Nabos RALS Mapas presencia Nabos R2,4D

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Imagen 2: Abundancia de Nabos Resistentes a Glifosato (% de los lotes en Partido/Dpto) para 2019, 202, 2023 y 2025. Fuente: Mapa abundancia malezas REM


Identificación y resistencias: reconocer para manejar

La jornada del 26 de agosto, arrancó con la Ing. Agr. MSc. Patricia Diez de Ulzurrun (FCA UNMdP) focalizando en la importancia que tiene reconocer a campo la especie a enfrentar. Con material vivo, los participantes reconocieron las principales características morfológicas que permiten diferenciarlas, una tarea que, aunque parece básica, resulta clave al momento de planificar controles eficaces.

Durante la actividad se repasaron los casos de resistencias confirmados: Brassica rapa, con resistencia múltiple a glifosato, ALS, 2,4-D y flurocloridona; Hirschfeldia incana con biotipos resistentes a ALS, glifosato y hormonales en distintas zonas del país y Rapistrum rugosum y Raphanus sativus, con resistencia a ALS confirmada.

Más allá del listado, la discusión giró en torno a cómo se llega a este punto. “El uso repetido de los mismos activos, sin rotación de modos de acción, ni diversificación de prácticas, crea un ambiente donde la selección de biotipos se torna tan esperable como contundente” destacó la especialista. 

La confirmación del caso de resistencia a flurocloridona en 2025 fue un recordatorio de que ninguna herramienta es invulnerable: “Aún activos de uso más reciente y con moderadamente baja capacidad de presentar resistencia pueden perder eficacia si se abusa de ellos” afirmó la docente universitaria.

Ensayo de campo: la importancia de rotar y combinar

La segunda estación estuvo a cargo del Ing. Agr. Esteban Bilbao, quien focalizó en el manejo de campo que vienen llevando en el sudeste bonaerense, y que sirvió como parangón de una recorrida por parcelas para evaluar una paleta de tratamientos herbicidas pre y postemergentes de empresas que acompañaron la iniciativa. 

Los asistentes pudieron observar de primera mano la respuesta de las crucíferas a diferentes estrategias de control químico, comparando alternativas y discutiendo los factores que condicionan su eficacia.

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Tabla 1: Tratamientos preemergentes.

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Tabla 2: Tratamientos postemergentes.

 

El foco estuvo en la necesidad de rotar modos de acción y de evitar la presión continua sobre un mismo grupo de herbicidas. Bilbao remarcó que el abuso de glifosato, ALS y hormonales en la región condujo a la situación actual, repetir la historia con las herramientas que aún conservan buena eficacia sería un error estratégico”.

Se presentaron resultados de mezclas y combinaciones, mostrando cómo la diversidad de mecanismos de acción, cuando se utilizan en forma integrada y en momentos oportunos, puede frenar la selección de biotipos resistentes. La discusión no se limitó al corto plazo: se planteó que el éxito del control debe medirse en términos de sustentabilidad del sistema, y no sólo en la eficacia de una aplicación.

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Imagen: Ing. Agr. Juan Ignacio Graff, ensayista a cargo, introduciendo a la recorrida.

 

Otro punto fue el rol de las prácticas agronómicas: “el ajuste de fechas y orientación de siembra, el uso de cultivos de servicios y la competencia del cultivo son complementos indispensables a la estrategia química”, resumió Bilbao, subrayando que el manejo de malezas es un proceso acumulativo, donde lo que se hace hoy define la presión que enfrentaremos mañana.

Aplicaciones dirigidas: tecnología que vienen a aportar

Antes del cierre, la jornada incluyó una instancia para mostrar tecnologías de aplicación que pueden potenciar el manejo integrado. Bilbao compartió experiencias de aplicaciones selectivas, una práctica que permite optimizar el uso de herbicidas al dirigir los tratamientos exclusivamente donde la maleza está presente, mejorando el manejo, reduciendo costos y minimizando el impacto ambiental. Se destacó que, si bien estas herramientas no reemplazan la necesidad de rotar modos de acción, sí ayudan a hacer un uso más racional de los activos disponibles.

Reflexiones finales

La jornada testimonial de la REM dejó varias certezas. La primera es que las crucíferas resistentes ya no son una amenaza futura, sino un problema presente y en expansión. La segunda, que ningún herbicida, por novedoso que parezca, está exento de perder eficacia bajo presión de selección. Y la tercera, que las soluciones no vendrán de una sola herramienta, sino de la integración de múltiples prácticas y tecnologías.

En ese camino, las jornadas testimoniales volvieron a demostrar su valor. Son espacios donde los datos se transforman en decisiones, las experiencias locales se comparten y las estrategias se validan colectivamente. La Regional Aapresid Coronel Suárez fue, esta vez, un punto de encuentro clave para seguir construyendo conocimiento en red y para reafirmar un mensaje que atraviesa el gran desafío de la Red de Manejo de Plagas: enfrentar las malezas desde lo colectivo y lo regional.

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