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31/1/25, 00:00

Soja y calor, arañuela en descontrol

Las altas temperaturas y la sequía crean el escenario ideal para la arañuela roja, una plaga que en los últimos años ganó protagonismo en soja. ¿Qué hacer para minimizar su impacto?

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Arañuelas y sus telarañas típicas en soja. Créditos: F. Bardeggia.

Veranos cada vez más secos y cálidos, lotes bajo estrés y un problema que vuelve una y otra vez: la arañuela roja sigue siendo una de las amenazas recurrentes para la soja en años de sequía. Su capacidad de reproducción explosiva y su rápida dispersión hacen que su control sea todo un desafío. Con el calor extremo instalado en las últimas semanas, los focos de infestación ya aparecieron en distintas zonas. En esta nota, repasamos cómo reconocerla, qué daños causa y cuáles son las estrategias más efectivas para evitar pérdidas.

Un repaso por las características de la plaga

Tetranychus urticae, más conocido como arañuela roja, es un ácaro diminuto de 3-4 milímetros que se alimenta de savia y se encuentra normalmente en el envés de las hojas. Las ninfas y los adultos tienen ocho patas y un cuerpo translúcido, de color amarillo a rojizo, con manchas oscuras en los laterales, producto de la acumulación de desechos en el intestino. Las colonias de esta plaga están acompañadas por una típica fina telaraña de seda, que les sirve de protección y refugio y ayuda a su dispersión desde las hojas inferiores a las superiores y entre plantas (Fig. 1).

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Figura 1. Detalle de arañuela en soja. Créditos: Regional Aapresid 25 de Mayo.

La REM consultó sobre esta plaga al Ing. Agr. Fernando Flores, responsable de Entomología del INTA Marcos Juárez, quien señaló que las altas temperaturas y baja humedad relativa son las condiciones que predisponen su aparición en el lote. En general, su desarrollo óptimo ocurre cuando la temperatura está entre 30-32 °C. Por ello, los veranos cálidos y secos, como el actual, son óptimos para el aumento de las poblaciones de esta especie, especialmente si van acompañados de estrés por sequía en las plantas hospedadoras. Por lo tanto, el riesgo de infestación aumenta cuando el clima cálido y seco persiste durante un período prolongado.

Por otra parte, los estadios invernantes se aletargan en malezas o residuos de cultivos. Luego retoman activamente su alimentación y oviposición después de un período en temperaturas ambientales más cálidas al inicio de la primavera. Debido a su rápido desarrollo y la superposición de generaciones, puede alcanzar niveles de infestación elevados en poco tiempo

“La arañuela roja es una especie multivoltina, es decir, que tiene muchas generaciones en poco tiempo. Además, viven todo su ciclo (10 a 12 días) sobre la misma planta y hay superposición de generaciones lo cual potencian los efectos negativos, no solo por el daño directo que ocasionan, sino los daños indirectos: pérdida de agua”, advirtió el especialista.

Cómo reconocer el daño a tiempo

Se alimentan perforando las células de las plantas con sus estiletes bucales y succionando los jugos de las células, lo que disminuye la capacidad fotosintética, provoca pérdida descontrolada de agua y acelera el envejecimiento de la planta. Primero colonizan las hojas más viejas del dosel inferior y a medida que la infestación avanza, las punteaduras se vuelven más generalizadas en la hoja, y las arañuelas ascienden en la planta para colonizar hojas más jóvenes. Luego, las hojas fuertemente infestadas adquieren una apariencia bronceada, que eventualmente se vuelve amarilla hasta que las hojas mueren. 

La plaga comienza con pequeños focos que inicialmente se manifiestan como áreas más claras, síntomas que a menudo se confunden con estrés por sequía y pueden subestimarse. Sin embargo, si el calor persiste, el crecimiento de la plaga y el deterioro del cultivo se vuelven exponenciales, afectando gravemente el potencial productivo.

El potencial de daño varía según el momento, la severidad de la infestación y las condiciones climáticas. Un ataque intenso en etapas vegetativas tardías y reproductivas tempranas detiene el crecimiento, retrasa nuevas hojas y limita el desarrollo. Durante las etapas reproductivas, puede reducir el número de vainas, de semillas y hasta su tamaño.

Bajo una situación de estrés, Flores indicó que “se pueden dar pérdidas significativas a nivel de sector de lotes. Primero, se puede observar en complejos de suelos de menor calidad o en lomas arenosas. Si es muy generalizado y se detecta tarde, las pérdidas pueden ser significativas en todo el lote”. 

Tips para el monitoreo: de abajo a arriba

El ataque de esta plaga típicamente comienza cerca de las cabeceras. Por eso, el monitoreo debe iniciarse en esas zonas del lote, especialmente cerca de vegetación permanente (cunetas, canales con césped, drenajes, pastizales, cercas). En primera instancia se debe buscar individuos vivos, observar las punteaduras, las telarañas y detectar la presencia de huevos con una lupa de mano o golpeando las hojas sobre papel. Si se verifica la presencia, avanzar con el monitoreo hacia el interior del lote. 

Otro aspecto clave a examinar es hasta qué altura de la planta han avanzado los síntomas. El daño no es reversible, por lo que es importante proteger las hojas de la parte media y superior del canopeo. El especialista mencionó que “si se ve abundante presencia de tela cubriendo los foliolos, esto es indicador de que la plaga ya se encuentra por encima del tercio inferior de la planta y que ya es un momento tardío para controlar”. Es por esto que ante condiciones predisponentes es fundamental monitorear frecuentemente, aproximadamente una vez por semana, señaló.

Si bien no hay umbrales de control definidos para esta especie en nuestro país, según Flores, si el 30% de plantas se presentan con colonias, se justificaría tomar medidas de control contra la plaga”. Si hay arañuelas presentes pero la infestación no ha alcanzado este nivel de presión, se recomienda el aumento de la frecuencia de monitoreo cada 4-5 días mientras persistan las condiciones de sequía, ya que las infestaciones pueden aumentar rápidamente.

Herramientas para el control químico: los sí y los no

Cuando la infestación alcanza niveles críticos, se pueden utilizar acaricidas selectivos. Entre las alternativas químicas para el control de arañuelas, la abamectina destaca como un insecticida y acaricida del grupo de las avermectinas, con alta eficiencia y una residualidad de hasta 10 días. Este producto actúa por contacto, lo que lo convierte en una buena opción para condiciones de estrés hídrico

Flores hace hincapié en la importancia de tomar medidas de control adecuado, “no sólo con respecto a producto y dosis, sino también con una buena llegada del producto al estrato inferior que es donde empieza a desarrollarse la plaga”. En ese sentido, además es fundamental incluir un tensioactivo en la mezcla de aplicación para atravesar las telas de arañuelas. Asimismo, se debe considerar la protección de las gotas contra la evaporación, ya que las condiciones predisponentes al momento de controlar esta plaga suelen favorecer la pérdida de eficacia del tratamiento.

Hay que tener en cuenta que los acaricidas no son efectivos contra los huevos de arañuelas, por lo que una sola aplicación no es suficiente, especialmente si persisten las condiciones de sequía. Es crucial volver a monitorear los lotes y, de ser necesario, realizar aplicaciones adicionales para garantizar un control eficaz. “De ser necesario, se podría realizar una segunda aplicación en el transcurso de los 15 días con el fin de controlar generaciones sucesivas en caso de que la primera aplicación no llegará con su persistencia a controlar a las ninfas que se generan de huevo”, agregó.

Por otro lado, el clorfenapir, perteneciente al grupo de los pirazoles, actúa tanto por contacto como por ingestión y ha demostrado buenos resultados en el control de esta plaga, aunque su registro aún se encuentra en trámite para esta plaga. Otra opción con registro para esta plaga es el isocycloseram (PLINAZOLIN), un activo del nuevo grupo 30, perteneciente a las isoxazolinas, banda verde, que actúa principalmente por contacto tarsal e ingestión. Posee características de insecticida de amplio espectro y acaricida, mostrando una alta eficacia en el control de esta plaga, con una persistencia superior a las tres semanas. Además, cuenta con registro para el control de otras plagas como trips, lepidópteros y chinches alcanzando una persistencia de hasta 40 días.

Se desaconseja el uso de piretroides, ya que son ineficaces contra los ácaros e incluso pueden agravar la infestación al aumentar sus tasas de reproducción. Inducen un acortamiento en el desarrollo de las hembras, incrementan su fecundidad y aumentan la proporción de huevos “hembra”. Además, los piretroides son altamente tóxicos para los enemigos naturales, afectando el control biológico.

En casos de infestaciones mixtas (arañuelas y plagas de otros órdenes), las mezclas de insecticidas pueden ser útiles, pero deben seleccionarse según las plagas presentes. Sin embargo, es esencial evitar tratamientos anticipados y realizar aplicaciones únicamente cuando el monitoreo lo indique. Además, se deben respetar las recomendaciones de marbete y aplicar un esquema de rotación de mecanismos de acción para prevenir el desarrollo de resistencias, ya que estas han sido documentadas en varios países y cultivos.

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