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29/8/23 00:00

Hacia sistemas agroalimentarios realmente sustentables: menos barreras y más herramientas

¿Qué tan serio es el debate global acerca de los desafíos del sector en materia de sustentabilidad?¿Qué tan efectivos son los enfoques actuales que supuestamente buscan promoverla?

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El pasado 15 de junio tuvo lugar el Bonn Policy Dialogue Luncheon, un evento en el marco de la Bonn Climate Change Conference. donde se debatieron los ejes y políticas para el sector agroalimentario a incluir en la agenda de la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP28, que tendrá lugar a fin de año en Dubai. 

Del mismo participaron ONGs argentinas como Aapresid y se planteó la necesidad de que la sustentabilidad de los sistemas alimentarios se enfoquen desde una mirada seria. En esa línea, algunos de los puntos que resonaron en los encuentros tuvieron que ver con: 

  • Necesidad de incluir indicadores productivos, ambientales y sociales para medir la sustentabilidad. Huella de carbono, huella hídrica, cuidado del suelo, el desarrollo local, impactos sobre la contaminación y la biodiversidad  deberían incorporarse a la discusión. 
  • Necesidad de traspasar los límites de cada campo. Un enfoque sustentable no puede terminar en la tranquera. Esta mirada innovadora ya se aplica en proyectos concretos, como es aquel en Gran Chaco liderado por ONGs de productores, fondos de financiación y organismos de cuidado ambiental como Proyungas, que trabaja en el diseño de paisajes que integren la agricultura sustentable y cuidado de áreas naturales vulnerables.
  • Incorporar a los productores como actores de cambio y traccionadores de los nuevos modelos de producción. De hecho, en países como Argentina, es el sector privado, a través de los mismos productores, quien muchas veces pone en marcha proyectos relacionados a la producción sustentable. 
  • Apoyarse en la ciencia. Un debate tan serio no puede fundarse en opiniones, necesita datos, información y metodología. La agricultura necesita un trabajo codo a codo con los científicos para encontrar soluciones exitosas, adaptadas a cada realidad y necesidad  productiva. 
  • Comprometer a los consumidores. Es hora de que la ciudadanía tome conciencia de que sus prácticas de consumo modelan los modos de producción, la gestión de los recursos y los impactos sobre el ambiente.

Menos trabas y mas herramientas

Estas posiciones se plantean en un contexto donde la supuesta búsqueda de la sustentabilidad se basa en abordajes incompletos, disposiciones arbitrarias, que terminan generando impactos negativos en el sector. Primero, porque no se promueve la sustentabilidad “sacando un clavo con otro”, pero además porque no ofrecen a los actores de la cadena herramientas para decidir mejor. 

La falta de políticas adecuadas, acompañamiento y  estrategias integradoras que ayuden a los productores a lograr una producción sustentable es preocupante”, explica Maria Beatriz “Pilu” Giraudo, productora de la Global Farmer Network, organización que nuclea productores de todo el mundo. “En países de Europa, mientras una normativa los obliga a reducir hasta un 30 % el uso de fertilizantes con el fin de bajar las emisiones GEI, otras los conducen al uso intensivo de labranzas (hasta 11 por año). 

Es cierto que los fertilizantes son grandes responsables de las emisiones del sector, pero mientras avanzamos en prácticas y tecnologías superadoras, no se puede ignorar lo que implican las labranzas, no sólo en términos de emisiones GEI (queman grandes volúmenes de combustibles fósiles), sino de destrucción del suelo. En algunos años esos productores perderán el principal sustento de su actividad”, advierte Giraudo.

Estas medidas restrictivas carecen además de estrategias apuntadas a incentivar, por ejemplo, la sustitución de insumos de síntesis química por el uso de bioinsumos, tecnologías como las aplicaciones dirigidas, los cultivos de servicios, la rotación de cultivos, etc. 

Otro ejemplo son los planes de gestión del agua y de lucha contra la desertificación que están adoptando países como España, Italia y Francia ante la sequía. Estos se basan principalmente en restricciones al uso de agua para riego, pero no contemplan herramientas que ayuden a los productores a mejorar la captura y uso del agua en sus fincas, aun con la enorme evidencia científica que respalda los beneficios de incentivar prácticas como la no labranza o una intensificación de rotaciones acorde a la oferta hídrica, para lograr estos objetivos.

La sustentabilidad de los sistema agroalimentarios: en el centro del debate

Estos enfoques desatan en muchos países fuertes batallas con sus propios sectores productivos. En Holanda, la amenaza de expropiación de 3000 establecimientos agropecuarios que no cumplan con normas de lucha contra el cambio climático terminó en una masiva manifestación que tuvo que ser reprimida con fuerzas antidisturbios. También desencadenó la organización de un partido político formado por productores que sorprendió en su desempeño en las últimas elecciones y les permitió asumir un rol activo en la gobernanza.

La pomposa París fue invadida en febrero pasado por más de 500 tractores que se manifestaron en contra de la prohibición del uso de un producto para la protección del cultivo de remolacha azucarera, que amenaza la continuidad del cultivo en ausencia de otras alternativas para el control de plagas.

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Fotos. Manifestaciones de productores en Holanda (Fte. TVP World) y París (Fte. Bloomberg) 

En la cadena ganadera, mientras movimientos ambientalistas, la sociedad civil y decisores políticos - en especial europeos - cuestionan la actividad por su supuesto rol en las emisiones globales y perjuicios sobre la salud, 1100 académicos y expertos firmaron en abril último el Acuerdo de Dublín, un documento que argumenta el valor de la carne como parte esencial de las dietas, sus beneficios para el ambiente y para el desarrollo de las comunidades del mundo que viven y subsisten gracias a la actividad. 

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Fotos. Acuerdo Dublín (Fte. El país). Precumbre sistemas alimentarios (Fte. IICA)

Deforestación y emisiones: “en casa de herrero…”

Si de arbitrariedades hablamos, las medidas de restricción a la importación de bienes cuyo origen provenga o esté relacionado con la deforestación dictaminada en abril por la UE, es otro ejemplo de esto. Esto incluye soja, carnes vacunas, aceite de palma y café. Según esta normativa, los operadores europeos deberán demostrar que estos no han sido cultivados en tierras deforestadas desde el 31 de diciembre de 2020 en adelante. La normativa no incluye el pago de precios extras, aún cuando superan las legales del país de origen de las mercaderías, y en caso de incumplimiento, aplicaría multas de hasta el 4% del volumen de negocios anual total en la UE del operador

La normativa apunta a regiones como el Gran Chaco, que desde hace años están en el ojo de la tormenta. Al respecto, el Ecólogo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Jorge Adamoli, provee un dato curioso: mientras que en 2021 el 79% del área del Gran Chaco corresponde a vegetación natural- reflejando la enorme biodiversidad que aún permanece en pie en estos paisajes -, países como Francia, transformaron el 72% de su superficie natural en cultivos y se jactan de su biodiversidad excepcional” (datos de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza). 

Esto no quiere decir que tenemos biodiversidad de sobra para seguir deforestando, pero sí muestra las arbitrariedades y limitaciones de las normas que pretenden regularla.

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Imagen: Mapas de la GLC (Global Land Cover) que muestran la evolución de distintas coberturas y usos de la tierra en Europa, desde previo a la civilización (izq.) a la actualidad (der.). En verde y marrón: áreas de bosques. En amarillo:areas de cultivos (cortesia J. Adamoli)

En cuanto a las emisiones y cambio climático, el especialista que ofrecerá un panel sobre la temática en el próximo Congreso anual de AAPRESID, advierte que, “según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Argentina produce menos del 1% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (siendo el 39% de ese valor proveniente de sectores de agricultura, ganadería, silvicultura y otros usos de la tierra), un valor despreciable si se compara con las emisiones totales de los países del G20 que están en el orden del 75 a 80%”. 

Los desafíos que enfrentan los sistemas agroalimentarios en términos de responder a las necesidades crecientes de alimentos reduciendo al mismo tiempo los impactos en el ambiente, necesitan de políticas y estrategias serias e integradoras.

Un debate sobre el carbono

Del 9 al 11 de agosto, en el Salón Metropolitano de Rosario, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) liderará un Congreso bajo el lema “C, elemento de vida” destinado a debatir estrategias, nuevos enfoques e innovaciones para impulsar sistemas alimentarios más sustentables y de menor Huella de C.   

Entre los paneles destacados están: 

  • Producir y conservar paisajes naturales: ¿deseo o realidad? | The Nature Conservancy - Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA - Proyungas - Aapresid
  • El campo bajo la lupa: ¿Qué necesita y qué demanda la sociedad? | SM. Gil (SAP) - A. Napoli (FARN) - S. Britos (CEPEA)
  • Innovación y alianzas para la producción agropecuaria sustentable | Land Innovation Fund - Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina - AACREA - Proyungas
  • Cooperación Latinoamericana para una agricultura sustentable | Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura - Federación Brasilera de Siembra Directa - AAPRESID
  • Sustentabilidad agroalimentaria: del campo a la mesa, estrategias en la cadena de suministro | Líderes de la industria agroalimentaria

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