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Saber para actuar
Los diferentes ambientes productivos y su impacto sobre las decisiones de manejo en Soja. El conocimiento de la gama de ambientes, de sus interacciones con los genotipos y con las variables de manejo nos obliga a replantear estrategias cada ano. El Ing. Zorzín nos ensena a dejar de lado las recetas y a pensar como empresarios.
Al momento de definir una estrategia de cultivo, existen numerosos aspectos o variables de manejo a considerar, algunas de ellas más predecibles o cuantificables que otras (nutrición, protección de cultivos, rotación), pero todas fundamentales a la hora de tomar decisiones. Durante su exposición en el Congreso de AAPRESID, el Ingeniero Zorzín puso el foco sobre el manejo de la interacción entre los Grupos de Madurez (GM) y fechas de siembra en diferentes ambientes de la zona Núcleo, para el cultivo de soja.
La adecuada elección de una variedad de soja comienza con una buena caracterización del ambiente. En este sentido, resulta fundamental identificar los distintos macroambientes a manejar, teniendo en cuenta que cada ambiente está definido por variables “predecibles”, “probabilísticas o pronosticables”- a las que puede asignarse un cierto nivel de riesgo- y por variables “cuantificables”. Por ejemplo, dentro de la oferta hídrica que el contenido de Agua Útil (AU) es una variable cuantificable, la profundidad de la napa es cuantificable y predecible, mientras que el nivel de precipitaciones es únicamente pronosticable. La calidad edáfica por su parte, es perfectamente cuantificable y está dada por una determinada fertilidad físico-química, clase o capacidad de uso y manejo previo. Así, la interacción entre la oferta hídrica y la calidad de suelo nos ofrece un cierto potencial ambiente, pudiendo existir entonces ambientes de alto, medio o bajo potencial. Cabe destacar que, para un mismo lote (con una calidad edáficadada), los factores climáticos pueden determinar un ambiente superior o inferior en distintos anos.
Este potencial ambiente puede ser gestionado en parte por el manejo: fecha de siembra (FS), espaciamiento entre surcos, genotipo, nutrición, densidad, etc. El desafío que enfrentamos en este sentido es el de asegurar la calidad ambiental optima alcanzable durante el periodo crítico (PC) del cultivo, lapso que para el caso de soja, es predecible.
En función del potencial de cada ambiente es posible definir una determinada estrategia de manejo a partir de la elección del GM y de la fecha de siembra. En este sentido, sea cual sea la estrategia es clave comprender dos aspectos: i) estamos trabajando con probabilidades por lo que de ninguna manera serán útiles las recetas, y ii) para el logro de buenos resultados no es posible prescindir de una visión empresarial.
De esta forma, para un ambiente de alto potencial, caracterizado por un suelo Clase I-II, y una buena oferta hídrica (buena influencia de napa y ano Nino), la estrategia debiera basarse en alcanzar el rendimiento potencial del cultivo. En el otro extremo, para un ambiente de bajo potencial, que puede darse en un suelo Clase I-II y con escasa oferta hídrica (sin influencia de napa, ano Nina, 50% de AU), la estrategia debiera tener como objetivo el de mantener la estabilidad en el rendimiento y minimizar los riesgos.
En la Figura 1 se observa en un mismo suelo Clase I de Inriville, cómo puede inclinarse desde una estrategia de “Potencial” hacia una estrategia de “Estabilidad”, ubicando el Periodo Crítico del cultivo (PC) en las etapas con menor probabilidad de estrés hídrico, para un ano Nino o Nina respectivamente.
En la Figura 2 se observa por ejemplo, que para ambientes sin limitantes hídricas, con primaveras lluviosas o con buena influencia de napa es factible seleccionar fechas de siembra más tempranas (principios de Octubre), mientras que para ambientes con marcadas limitaciones hídricas, convendrán las fechas más tardías (principios de Diciembre).
En general puede decirse que en los ambientes de alto y medio-alto potencial, la variable que más explica la variación de resultados es la FS (en un 55%), siendo la FS de mayor potencial la segunda decena de octubre. En un segundo nivel de significancia (explica el 35% de la variación) existe un grupo de variedades que se comportan mejor en esa FS. Por su parte, para los ambientes de potencial medio y medio-bajo, lo que mayormente explica la variabilidad de los resultados es la búsqueda de las mejores combinaciones de FS x GM, es decir, no es posible hallar una FS optima ni un único GM recomendable sin tener en cuenta la interacción entre ambas.
Finalmente, para los ambientes inferiores (como puede ser un suelo Clase VI) resultan condicionantes las decisiones de manejo que en interacción con el ambiente afectan la estructura del cultivo: FS, Espaciamiento entre surcos, Densidad, GM y variedad a considerar dentro de cada grupo. En la Figura 3 puede observarse cómo, en ambientes inferiores, la estrategia seleccionada puede condicionar el nivel de oferta hídrica en las etapas de mayor demanda del cultivo y finalmente el rendimiento obtenido.
Cabe aclarar en estos casos, que el impacto de una mala elección en la combinación GMxFS sobre el rendimiento, es mucho mayor en los ambientes inferiores que en los ambientes superiores. En otras palabras, es más "caro" (desde el punto de vista de la producción) equivocarse al considerar como bueno un ambiente en realidad malo y escoger para éste estrategias de “Potencial”, que subestimar la calidad de un ambiente optando por estrategias defensivas o de “Estabilidad” (Figura 3).
En función de lo anterior y de la proporción (%) de cada uno de los ambientes que se identifiquen en la empresa, será factible definir la estrategia de manejo más adecuada para cada uno de ellos (Figura 4) y plantear de esta forma un esquema diversificado que permita minimizar los riesgos (Figura 5).
A modo de conclusión, volveremos sobre las dos premisas anteriores:
- “estamos trabajando con probabilidades por lo que de ninguna manera serán útiles las recetas”. En este sentido es clave conocer los ambientes en los que nos desempenamos y ser capaces de disminuir la incertidumbre (medir/predecir/conocer probabilidades), teniendo siempre en cuenta que cada ano es diferente y habrá que disenar una estrategia específica para cada cual.
- “para el logro de buenos resultados no es posible prescindir de una visión empresarial”. Es necesario conocer cuál es el riesgo que se corre con cada toma de decisiones y cuál es el nivel de riesgo que mi empresa puede soportar, para actuar en consecuencia.
Para más información te invitamos a ver el video del Taller del XXII Congreso "Impacto del manejo de soja en diferentes ambientes del sudeste de Córdoba"
Fuente: F. Cappiello - Análisis realizado en base a un taller del XXII Congreso de Aapresid “La Misión” Ing. Agr. José Luis Zorzín. ATR Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville.
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