19/4/13, 14:43
Que no decaiga la intención de fertilizar
Por el clima y los costos, el consumo de fertilizantes cayó 20% el ano pasado. Esto impactaría negativamente en el rendimiento de los cultivos pero aún más, en el recurso suelo.
El consumo aparente de fertilizantes nitrogenados se ubicó en 2012 en un volumen de 1,59 millones de toneladas, un fuerte 21,7% por debajo del registrado en 2011. Así lo aseguró la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), que atribuyó los resultados a una menor actividad agrícola.
El trabajo aseguró que de esta forma se mantienen los bajos niveles de fertilización, que no permiten recuperar el contenido de nutrientes extraídos por los cultivos.
Las inundaciones primero y la sequía después, provocaron un recorte de la producción nacional a partir de las estimaciones iniciales, aunque en el balance de la campana 2012/13 la producción creció con respecto al ciclo anterior. En el caso de la soja, la cosecha pasó de 40 millones de toneladas a unas 48 millones, según las estimaciones al momento. Para el maíz, el crecimiento fue de 21,2 millones a 25 millones de toneladas.
Estos números dan la pauta de que parte de la merma en la utilización de fertilizantes tendría que ver con una suerte de desinversión por el aumento de los costos.
Según IES, en 2012 las importaciones de agroquímicos y fertilizantes cayeron 15,4% en valores (totalizaron u$s 2148 millones) y 27,5% en la cantidades. Una vez más, aparte del clima, otros factores incidieron en esta merma. Las restricciones a las importaciones se presentan como una posible explicación para estos resultados.
En el primer bimestre de 2013 el consumo aparente solo llegó a las 78.000 toneladas de fertilizantes, expone IES, lo que representa un 1% de baja interanual afectado por la persistencia de factores que impactan en la competitividad agraria.
En el primer bimestre de 2013 las exportaciones de agroquímicos crecieron 1,4% en valores mientras que las importaciones subieron 22,5 por ciento.
¿Podría bajar el precio de los fertilizantes?
El informe precisa que durante el primer trimestre de 2013 puede darse un exceso de oferta, especialmente a través de los complejos de fosfato.
Desde Fertilizar negaron que exista un contexto bajista. "No creemos que puedan darse tales bajas dado que están dadas las condiciones para que la demanda siga en muy buenos niveles", confiaron. "Es muy aventurado asegurar una baja en los precios", agregaron.
¿Qué impacto tendrá en la producción y el cuidado del suelo?
Históricamente la Región Pampeana Argentina es definida a nivel mundial como una de las regiones más ricas del planeta, en donde se pueden realizar diferentes actividades agrícolas. Sin embargo, el proceso de agriculturización que se asoció en un principio a una mecanización intensa, tuvo como consecuencia problemas de erosión de diferente intensidad con la consecuente pérdida de materia orgánica. Hace veinte anos, no se pensaba en reponer los nutrientes del suelo, porque supuestamente alcanzaba con la fertilidad natural de los suelos. La contra cara es que en la actualidad hay un aumento en la frecuencia a la respuesta a nutrientes que por aquellas épocas no se pensaba en reponer.
Las altas tasas de exportación han provocado disminuciones dramáticas en los contenidos de materia orgánica y disponibilidad de los diferentes nutrientes. Como ejemplo, podemos citar la drástica disminución en el contenido del fósforo en los suelos pampeanos (Figura 1).
Figura 1. Disponibilidad de P en la región Pampeana en 1980 y 1999. Zona I = nivel menor a 10 ppm, II = 10 a 20 ppm y III = mayor a 20 ppm (disponibilidad adecuada). (Darwich N., 1983 y 1994. F. García 2001).
Un buen método para evaluar la fertilidad química del suelo – y analizar si el manejo que recibe es compatible con su clasificación de recurso renovable - es el balance de nutrientes. Este se estima como la diferencia entre la cantidad de nutrientes que entran y que salen de un sistema definido en el espacio y en el tiempo. En Argentina, existen balances de nutrientes negativos para la Región Pampeana. Específicamente, en el período 1996-2001 se aplicó el 29%, 45%, 1% y 9% del nitrógeno, fósforo, potasio y azufre exportados por los cuatro principales cultivos - maíz, trigo, soja y girasol. Es importante tener en cuenta que este desbalance implica una remoción de nutrientes del suelo por un valor de U$S 1141 millones por ano.
La fertilización de los cultivos no solo permitirá un mayor retorno económico en el corto plazo, sino que una planificación racional de la fertilización incrementará el nivel de nutrientes de más difícil reposición, compatible con un producción sustentable. Esto no invalida que se tomen las precauciones necesarias para no caer en viejos errores, como lo es la contaminación de napas y acuíferos por un uso excesivo y poco eficiente de fertilizantes. A título de referencia el 40% de los condados en los Estados Unidos contienen niveles altos de nitratos en el agua y en un 10% el nivel es tan alto que el agua ya no se puede utilizar para consumo humano.
La incorporación de un plan racional de fertilización – que contemple no sólo la cantidad de nutrientes a aplicar, sino también su uso eficiente por los cultivos- en cada unidad de producción, es un desafío que deberá ser cumplido para acceder a una producción ambientalmente sustentable. Además, organizaciones como la RSB (Rountable on Sustainable Biofuels) recomiendan que “La salud química del suelo debe ser mantenida o recuperada”. La realización de siembra directa continua tuvo y tiene consecuencias sobre las condiciones de temperatura, aireación y humedad del suelo. Específicamente, estos parámetros son mucho más estables a lo largo del ano, sin que se produzcan variaciones bruscas típicas de sistemas con laboreos. En consecuencia, ello afectará la actividad de los microorganismos, muchos de los cuales intervienen en el ciclado de la materia orgánica. Por lo tanto, nitrógeno y azufre tendrán una dinámica diferente a los ambientes manejados con labranza convencional. Es decir, que al no promoverse la oxidación de la materia orgánica la adición de estos nutrientes en forma de fertilizantes es una práctica corriente que muestra buenos niveles de respuesta.
Ello hace que, la realización de análisis de suelo sea de suma importancia, ya que determinan la correcta cantidad de fertilizante para cada lote de acuerdo al cultivo propuesto a sembrar; puede ayudar a detectar nemátodes y otras plagas; provee información sobre drenaje y potencial de compactación, para aplicación de herbicidas y posible selección varietal y rendimiento potencial.
Si bien la fertilización balanceada provee la correcta cantidad y fuente de nutrientes, en el momento adecuado y en la ubicación exacta, para que sean usados eficientemente se deben cumplir ciertos requisitos como por ejemplo, un pH óptimo que facilite la absorción de los mismos. Las cuatro características de la fertilización balanceada (dosis, fuente, momento y localización) deben ser especialmente tenidas en cuenta a la hora de fertilizar con nitrógeno.
En la actualidad, el fertilizante es un insumo sumamente importante en una agricultura sustentable en siembra directa, como se mencionara anteriormente, y se debe seguir investigando y ensayando diferentes estrategias de manejo.
En conclusión, cada productor deberá ajustar la fertilización en cada lote para lograr producciones elevadas y económicamente rentables.
Fuente:
FERTILIZAR Asoc. Civil.
Aapresid. Manual de Buenas Prácticas Agrícolas e indicadores de gestión. Agricultura Certificada. 2009.
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