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15/7/22, 00:00

Fertilización variable para una fina difícil

Si algo define esta campaña es la volatilidad de precios, abastecimiento de insumos y pronósticos de lluvias. Escuchamos a productores Aapresid que se apoyan en la fertilización variable para darle pelea al contexto.

La fertilización variable se ha convertido en una propuesta interesante para aumentar la eficiencia en el uso de los nutrientes, reduciendo costos y aumentando rindes. Hoy los productores y asesores cuentan con muchas herramientas de Agtech para identificar la variabilidad a campo y ambientar lotes, insumos indispensables para esta práctica.

Si bien Luciano Piloni, de la Regional Aapresid Tres Arroyos, viene usando herramientas de fertilización variable desde hace algunos años, la coyuntura actual lo empujó a sumar lotes. 

Para la toma de decisiones, Piloni se basa en dos premisas: análisis de suelos y rinde potencial esperado en cada ambiente. “Usamos una plataforma integral de agricultura de precisión que a través de imágenes satelitales, índices de NDVI y otros atributos, nos permite georeferenciar los lotes y diferenciar ambientes con limitantes, de aquellos con alto potencial donde sabemos que se puede meter más tecnología”; explica Luciano.  

Momento de aplicación y estrategia de dosis para fósforo y nitrógeno.

 

La práctica generalizada para la fertilización nitrogenada es el fraccionamiento en dos momentos: previo a la siembra y en macollaje o pre-macollaje. 

Pero el sur bonaerense puede plantear escenarios muy diversos en función del régimen de lluvias y la capacidad de los suelos de retener agua. Entender con claridad la heterogeneidad del paisaje, la presencia de tosca o de suelos profundos y analizar los pronósticos a largo plazo; son claves para la planificación de las siembras y la fertilización. 

 

“Si la recarga de perfiles no es suficiente y se esperan primaveras secas, puede optarse por una sola aplicación nitrogenada en inicio de macollaje, ya que en fines de julio todavía hay chances de capturar una lluvia e incorporar la urea”, explica Fernando Ross del INTA Cei Barrow.

 

Fue la elección de Piloni para esta campaña, quien optó por hacer un aporte de DAP a la siembra y una única aplicación de N a inicios de macollaje, a lo que sumó el uso de dosis en función de cada ambiente.  “En ambientes con limitantes estamos hablando de dosis de 40 kg de DAP y 80 a 100 kg de urea, mientras que para los ambientes con alto potencial planificamos entre 110-130 kg de DAP y 300-350 kg de urea”.

 

En la misma Regional Aapresid, Kevin Etcheto apuesta a la aplicación variable de N para ganar eficiencia con este nutriente tan determinante del rinde y la calidad. “En ambientes someros y poco profundos las dosis usadas de DAP rondan los 50 - 60 kg, mientras que en perfiles más productivos llegan a 120 kg. 

 

En lo que es urea, aplicamos en promedio unos 70 a 120 kg en suelos someros, y 220 - 250 kg en los mejores ambientes, aunque a veces las dosis pueden ser más elevadas”, explica Kevin. Este año, también optaron por una sola aplicación en macollaje, lo más temprano posible y con pronóstico de lluvia cercano.

 

En cuanto a P, que tiene una incorporación más lenta, prefieren continuar aplicándolo al voleo en cobertura total para asegurar aprovechamiento con bajas dosis.

 

El impacto en los números y alternativas

 

Tanto el especialista de INTA como ambos productores coinciden en que el ahorro en materia de fertilizantes no es significativo. La ganancia está en hacer más eficiente su uso. “No debemos pensar a la agricultura por ambientes y las aplicaciones variables como herramientas de ahorro; sino como un proyecto de largo plazo para darle al suelo la sustentabilidad que se merece”, reflexiona Ross. 

 

Cualquiera sea la realidad de cada sistema productivo, la fertilización con dosis variables permite en última instancia  asignar el fertilizante donde mejores respuestas permita obtener. 

 

La relación precio fertilizante / grano varió en función del momento de compra. En urea, la relación histórica que se maneja es de 3:1. En precampaña logró llegar hasta 5:1 cuando los precios se dispararon, pero más adelante se pudieron cerrar compras a 3,5:1 o 4:1.

 

Una alternativa tentadora fue incrementar la superficie de cebada cervecera en detrimento del trigo y la forrajera. En trigo, muchos productores apuntan a variedades rendidoras, como los Baguette, que alcanzan buenos resultados con bajas dosis y una o dos aplicaciones de N. La cebada forrajera tuvo precios poco atractivos y con menores exigencias de calidad se puede lograr rentabilidad con una sola aplicación de N temprano.

 

En cambio, con mejores precios y menor flete hasta malterías cercanas, la cervecera sumó puntos esta campaña. Hacerla con dosis variable le saca una diferencia económica al asegurar calidad.

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