2/10/24, 00:00
Calidad de la semilla de soja: ¿cuál es el escenario para la campaña 24/25?
De cara a la próxima siembra, las estrategias y tratamientos que recomienda la REM para hacer frente a la baja calidad de semillas, afectadas por las condiciones de la 23/24.
Para llegar a buenas implantaciones hay que partir de semillas de calidad.
A medida que se acerca la campaña de soja, junto con la planificación de la siembra surge una pregunta clave: ¿cómo es la calidad de la semilla que vamos a sembrar? Este año en particular, muchos especialistas vienen alertando sobre la caída en la calidad de la semilla, lo que pone en jaque los planteos iniciales y complica la logística y las decisiones de los productores.
La calidad fisiológica, aplicada a un lote de semillas, se refiere a la aptitud del conjunto de semillas individuales de alcanzar una adecuada implantación del cultivo. En soja este es uno de los factores más críticos para garantizar altos rendimientos. Sin embargo, las condiciones ambientales y los patógenos pueden deteriorarla, afectando su poder germinativo y su vigor. La campaña 23/24 presentó condiciones que han dejado secuelas notables sobre las semillas, lo que genera preocupaciones de cara a la próxima campaña.
En el contexto de la 24/25, la soja ha adquirido un protagonismo renovado, en parte debido a la disminución de la intención de siembra de maíz relacionado con la problemática del complejo de achaparramiento. La dificultad para controlar esta problemática ha llevado a muchos productores a replantear su estrategia y optar por la soja como cultivo casi exclusivo.
Esta situación incrementa la importancia de contar con semillas de soja de alta calidad, ya que la superficie sembrada será mayor y cualquier problema de implantación podría tener un impacto significativo en los rendimientos generales de la campaña. En este contexto, se requiere un enfoque técnico aún más riguroso para asegurar que el cultivo no se vea comprometido por un menor poder germinativo y vigor de las semillas.
Algunas definiciones importantes
La calidad de una semilla está definida por diferentes atributos, los cuales se los puede diferenciar como primarios y secundarios. Dentro de los atributos primarios, se encuentra la viabilidad, el poder germinativo, el vigor y la sanidad.
La viabilidad se puede definir como la condición primaria de “estar vivas”, semillas viables con el potencial de producir una plántula normal. Para el caso de soja este valor debería ser igual o superior al 90%, siendo este atributo es de primerísima importancia.
En cuanto al poder germinativo (PG), se refiere a la capacidad de la semilla para germinar y producir una plántula normal bajo condiciones ambientales óptimas. Este atributo es el más utilizado dado que para la comercialización se exige un valor mínimo de 80%.
Por otro lado, el vigor es la suma total de aquellas propiedades que determinan el nivel de actividad y comportamiento de lotes de semillas de germinación aceptable en un amplio rango de ambientes. No presenta un valor mínimo de comercialización, pero se puede establecer que con valores mayores al 80% son consideradas de alto vigor, entre 60% y 80% medio vigor y menor a 60% bajo vigor.
Es de destacar que el PG mide la capacidad de la semilla para germinar en condiciones ideales, pero no siempre es suficiente para evaluar el verdadero potencial de una semilla en el campo. Por ello, es esencial complementarlo con pruebas de vigor, que miden la capacidad para germinar y establecerse bajo condiciones subóptimas, como baja temperatura y alta humedad generalmente en siembras tempranas. El test de vigor será particularmente importante en un año seco y variable como este, en situaciones donde las lluvias pueden retrasarse o ser insuficientes.
Además de estos primeros análisis, se recomienda hacer evaluaciones secundarias –como test de frío, de tetrazolio, carga fúngica, pureza y peso de 1000 gramos, entre otros– para determinar, en función de las condiciones ambientales que explorará la semilla, el diseño agronómico óptimo a implementar.
Pruebas como el tetrazolio proporcionan información sobre el tipo de daño que presentan las semillas. Esta prueba permite conocer rápidamente (48hs) los porcentajes de daños mecánicos, ambientales, por chinche y por fractura que según la ubicación y profundidad, determinan la viabilidad y el vigor del lote, ayudando a tomar decisiones sobre el momento óptimo de siembra y los tratamientos necesarios, sabiendo que si se manifiestan alto porcentajes de estos daños, la respuesta a los tratamientos con fungicidas será inconsistente.
Consecuencias de la campaña 23/24
La campaña pasada estuvo marcada, en muchas regiones, por un exceso de lluvias desde marzo hasta mayo, lo que generó en muchos casos suelos saturados de humedad y condiciones ideales para la proliferación de hongos patógenos como Phomopsis sp., Fusarium sp. y Cercospora kikuchii.
Phomopsis sp. y Fusarium sp. afectan directamente el poder germinativo, lo que resulta en una menor capacidad de establecimiento de la planta en el campo. Estos hongos colonizan la semilla en condiciones de humedad prolongada, debilitando su viabilidad y predisponiendo a fallos en su emergencia. Por su parte, Cercospora kikuchii no afecta directamente la germinación, pero es portador de enfermedades que pueden propagarse en el cultivo, comprometiendo el desarrollo de la planta durante todo su ciclo.
Para mitigar el impacto de estos patógenos, es fundamental realizar un análisis sanitario exhaustivo de las semillas antes de la siembra. Estos análisis, realizados en laboratorios acreditados, permiten identificar la presencia de patógenos en las semillas y ayudan a los productores a elegir el tratamiento de curado adecuado. El Blotter test, por ejemplo, es una herramienta muy eficaz para medir la carga fúngica en las semillas y decidir el tratamiento de curado más apropiado.
Hay que destacar que los patógenos no fueron los únicos responsables de esta baja en la calidad de semilla para esta campaña. Las condiciones de estrés térmico contribuyeron a esta reducción. La exposición prolongada a altas temperaturas durante la formación de la semilla afectó sus atributos fisiológicos, deteriorando su capacidad para responder a los desafíos del campo. Estos daños pueden no ser visibles a simple vista, pero se manifiestan claramente en pruebas de laboratorio (Fig. 1) y, eventualmente, en los resultados de germinación en campo.
Figura 1. Imagen ilustrativa de la calidad de semilla de un lote de soja proveniente de la campaña 2023-24 (Foto: Dra Julieta Bianchi, Fisiología Vegetal FCA UNR - CONICET).
Estrategias de tratamiento para mejorar la calidad de la semilla
Ante un contexto desafiante, el diagnóstico preciso y el consecuente tratamiento de la semilla con fungicidas se vuelve una herramienta esencial para asegurar una correcta implantación del cultivo. Pero se debe considerar que no todos los tratamientos controlan de igual manera, ni con la misma velocidad y a los mismos patógenos.
Muchos activos fungicidas han demostrado una gran eficacia en el control de patógenos como Phomopsis sp. y Fusarium sp., mejorando el PG y protegiendo las semillas de su degradación. Sin embargo, no todos los fungicidas son igual de efectivos contra todos los patógenos, por lo que es crucial seleccionar la combinación adecuada (Tabla 1).
Un enfoque recomendado es el uso de mezclas de fungicidas que incluyan más de un modo de acción, y con un espectro amplio de control, controlando no solo la carga fúngica que poseen las semillas sino también protegiendo contra patógenos del suelo, esta combinación ofrece una cobertura integral contra una amplia gama de patógenos, asegurando una protección más robusta tanto en la semilla como en el suelo.
Además de los fungicidas convencionales, las alternativas biológicas, como el uso de Trichoderma y Bacillus, están ganando terreno. Estos productos biológicos pueden colonizar la semilla y el suelo, protegiéndo de patógenos mediante la competencia y producción de sustancias antifúngicas. Si bien los tratamientos biológicos pueden ser menos agresivos y quizás no los ideales para una campaña tan compleja como la que se aproxima, son una excelente opción en semillas de alta calidad o cuando se busca reducir el uso de productos químicos.
Tabla 1. Modos de acción de fungicidas para tratamientos de semilla de soja. Extraído de Puricelli et al. (2021). Se citan los productos y usos que están registrados en SENASA (para el correcto uso de cada fungicida es indispensable consultar la información brindada por la empresa registrante en el marbete del producto).
Recomendaciones para mejorar la gestión de la calidad de la semilla
- Planificación anticipada de los lotes: Es fundamental planificar con suficiente anticipación qué lotes se destinarán a la producción de semilla, priorizando un manejo agronómico diferencial en términos de fertilización, protección contra adversidades. Un cultivo sano, brindará semillas sanas.
- Manejo post-cosecha: La correcta regulación de la maquinaria de cosecha es esencial para evitar daños mecánicos a las semillas, que pueden afectar su vigor y PG. Se recomienda cosechar cuando la semilla tenga entre 14,5% y 16% de humedad y minimizar el manipuleo mediante transporte de la semilla, ya que estos pueden dañarlas mecánicamente.
- Almacenamiento adecuado: Para mantener la calidad de la semilla, es necesario almacenarla con una humedad inferior al 13%. El control de la temperatura y humedad en los almacenes es clave para evitar la proliferación de hongos y la pérdida de viabilidad.
- Análisis en laboratorio antes de la siembra: Realizar análisis de PG, vigor y sanidad en laboratorios habilitados es crucial para evitar sorpresas al momento de la siembra. Estos estudios deben realizarse con antelación para poder tomar decisiones sobre tratamientos o reemplazo de lotes de semilla en caso de ser necesario.
- Siembras con semillas de buena calidad y tratamiento profesional: Realizados los análisis es vital conocer el diagnóstico, elegir el tratamiento adecuado y que el mismo sea realizado de manera profesional, para realizar la siembra con ventaja hacia la semilla.
- A pesar de las dificultades que trajo la campaña pasada, los avances en tratamientos de semillas, combinados con una planificación agronómica precisa, permiten mitigar los riesgos en la campaña que se avecina. Es importante recordar que cada lote y cada muestra de semilla es único, por lo que las estrategias de manejo deben adaptarse a las condiciones específicas del campo.
- El uso combinado de tratamientos químicos y biológicos puede ser una estrategia eficiente para asegurar la protección de las semillas. Si bien no se pueden eliminar por completo los riesgos climáticos o biológicos, el análisis temprano y el uso de tratamientos de semilla adecuados y el monitoreo continuo puede marcar la diferencia entre una campaña exitosa y una comprometida.
Referencias bibliográficas:
Puricelli, E., Altube, M. V. y C. Birkenmaier, C. (2021). Modos de Acción de Fungicidas. Editado por REM-Aapresid. https://www.aapresid.org.ar/blog/modos-accion-fungicidas-publicacion
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