4/6/25, 00:00
¿Puede la agricultura capturar más carbono que un bosque nativo?
Un estudio en Brasil revela que la siembra directa junto a otras prácticas permiten recuperar e incluso mejorar el stock de carbono de los suelos respecto de paisajes nativos.
Investigadores de la Universidad de Ohio, liderados por los especialistas Yuca Moraes Sá y Rattan Lal lideraron un estudio en dos biomas de Brasil para evaluar la evolución de los niveles de carbono en el suelo bajo tres situaciones: vegetación nativa o natural, agricultura bajo labranza y agricultura de conservación.
El mismo se desarrolló en 63 sitios a lo largo de un área representativa de 3.14 millones de km2, abarcando los biomas de Cerrado y Bosque Atlántico, que en conjunto contribuyen nada menos con el 75% de la producción de alimentos de ese país.
El estudio abarcó 63 sitios distribuidos en dos grandes biomas de Brasil que en total ocupan 3.14 millones de km2.
Los resultados revelan que la aplicación conjunta de prácticas conservacionistas como la siembra directa, la cobertura permanente del suelo y la diversificación de cultivos permite (en el 68% de los casos) recuperar entre el 80 y el 100% el carbono original de los suelos, o incluso superarlo, es decir, acumular en el suelo mayores cantidades de carbono que un bioma natural.
Por otro lado, revela que los suelos bajo labranza pierden entre el 38 y el 45% de su carbono original. Este carbono se esfuma hacia la atmósfera bajo la forma de emisiones de CO2, contribuyendo en una gran proporción a las emisiones totales ligadas a la actividad (que en el mundo es responsable del 25% de las emisiones globales totales).
También advierte que 1 hectárea manejada bajo este conjunto de prácticas conservacionistas tiene el potencial de evitar la deforestación para la producción de alimentos de entre 0.87 y 1 hectárea de biomas naturales.
Por último, advierte que los niveles de recuperación logrados a través de prácticas conservacionistas solo son posibles si se aplican de manera continuada y por períodos de 36 a 54 años.
Una agricultura que mitiga, y que además rinde
Estas prácticas no sólo tienen impactos significativos en la mitigación del cambio climático, sino que además son clave para garantizar la seguridad alimentaria de las 9.800 millones de bocas que habrá que alimentar en 2050, sin ampliar las tierras productivas vía la deforestación.
Y aquí, otra vez el carbono del suelo cumple un rol fundamental. Otro estudio de los mismos autores, revela que por cada tonelada extra de carbono capturado en suelos agrícolas degradados, los rindes de cultivos como maíz y trigo, pueden aumentar en hasta 20 y 40 kg/ha, respectivamente.
Asociaciones que impulsan la agricultura de conservación nucleadas en la Confederación de Asociaciones Americanas para una Agricultura Sustentable (CAAPAS) están replicando ensayos similares en sitios de Argentina y Paraguay, con el fin de seguir cuantificando los impactos de estos modelos sobre la cumulacion de carbono en los suelos en el largo plazo.
Estos hallazgos son muy significativos en un contexto mundial donde el 90% de los suelos se manejan desde hace miles de años con agricultura de labranza, a excepción de países de Sudamérica, donde la adopción de prácticas como la siembra directa supera el 50% del área destinada a la agricultura.
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